Tenemos muy interiorizado que el duelo está asociado a la muerte. Bien cuando muere alguien cercano, o bien cuando nosotros mismos nos acercamos al final de nuestras vidas. Sin embargo, el duelo es mucho más que eso. Es un proceso de aceptación y una forma natural de reaccionar cuando se pierde algo. Y ese algo no tiene por qué ser siempre la vida, sino que también puede ser nuestra salud.
Podemos tener un accidente que nos impida volver a caminar. Podemos sufrir una enfermedad que nos haga perder la vista o el oído. Incluso con el envejecimiento llegan nuevas condiciones que nos impiden valernos por nosotros mismos de la misma forma que lo hacíamos antes. Un diagnóstico de algo que nos puede parecer a simple vista más trivial, como una diabetes, también puede llegar a necesitar un proceso de duelo.
“Todas estas situaciones suponen una pérdida de nuestro equilibrio y es necesario un proceso de adaptación a algo significativo, que nos siempre tiene que ser una enfermedad. Es en definitiva un proceso vital y cada persona lo afronta de una manera u otra”, nos explica Josep París, enfermero experto en el ámbito de los cuidados, tanto en el sector hospitalario como sociosanitario, en la etapa del proceso final de vida y en la atención a las personas de edad avanzada.
Etapas del duelo
Muchos expertos hablan de las fases del duelo y, según quién lo describa, puede hacerlo de una forma u de otra, con más etapas o con menos. “Al final todo se resume en aceptar la realidad de la pérdida que se ha producido”, nos comenta Josep París, quien considera que fundamentalmente existen tres etapas o fases del duelo en las personas que ven alterada su salud de forma significativa:
Negación: Todas las personas tienen un proyecto de vida y unas perspectivas de futuro. “Estas se ven truncadas de repente por un acontecimiento o enfermedad limitante y lo primero suele ser negarse a aceptar que esto ha sucedido”, explica el experto.
Aceptación: Más tarde o más temprano, la persona asume su nueva condición y entiende que ya no será posible regresar al estadio previo.
Adaptación: Es el último paso y aquí consiste en aprender a vivir con la nueva realidad.
“Elaborar un correcto duelo puede ayudarnos a prevenir desequilibrios posteriores como enfermedades de salud mental, tales como la depresión o la ansiedad. Pero también es importante entender que el proceso de duelo también afecta a la salud física”, añade Josep París, destacando como hay personas que pueden caer en procesos de desnutrición o ver cómo se empeoran condiciones preexistentes por el estado de ánimo.
Cada duelo es único
Es fundamental entender que cada persona es un mundo. Y, de la misma forma, cada duelo es único y personal: no existe una única manera de afrontarlo. “Lo importante, en todo caso, es tener la capacidad de expresarlo de la mejor forma posible a nuestros allegados. Si no se expresan estos sentimientos, va a ser complicado que nos puedan echar una mano quienes nos rodean”, continúa explicando el experto.
De esta forma, al tratarse de un proceso tan personal y único, tampoco es posible hablar de plazos o tiempos adecuados para pasar de una etapa a otra o incluso completar todo el proceso. “Hay que saber dar tiempo a estas personas para que puedan recuperar sus rutinas. Y para eso es importante que quienes estén a su alrededor le hagan ver que están a su lado, pero sin poner presión para que avance en su proceso, simplemente acompañando y entendiendo que cada persona tiene su propio ritmo”.
También es cierto que hay situaciones que pueden prolongarse demasiado y pueden llegar a afectar a la salud de las personas. Por eso, es importante también entender que existen más herramientas que nos pueden ayudar a adaptarnos a nuestra nueva situación. “Pero nuevamente debemos entender que cada persona es un ser individual y hay que aceptar que se adapten a su manera a sus problemas de salud”.
Para ello, Josep Paris señala que ante cualquier pérdida de salud, lo más importante es ponerse en manos de profesionales sanitarios. “Estamos rodeados de información y buscar recursos es algo cada vez más fácil de hacer. Existen muchas herramientas de búsqueda pero es importante saber escoger qué recursos pueden ser los óptimos en cada caso y para eso lo mejor es estar siempre asesorado por profesionales de la salud”.
Por Miguel Ramudo
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