La muerte es uno de los grandes misterios de la vida. A pesar de ser la máxima certeza que tenemos desde el día que nacemos, tanto pensar en la muerte propia como en la de nuestros seres queridos nos despierta sentimientos de miedo, angustia y dolor de forma prácticamente inevitable. Pero hay cosas que podemos hacer para poder vivir ese momento tan complicado de una forma menos dramática y también para ayudar a quienes transitan por este proceso, ya sea por tener una enfermedad mortal, o bien, por haber perdido a una persona cercana recientemente.
Muchas veces, cuando alguna persona cercana está transitando por el duelo de haber perdido a alguien, nuestra propia angustia por no saber qué decir para intentar dar un poco de consuelo nos hace decir cosas que no sólo no ayudan, sino que a veces pueden causar el efecto contrario y hacer que la persona se sienta peor, aunque muchas veces no nos lo diga, según explica a Vida y Salud Cristina Llagostera, que acaba de presentar su libro Morir con amor (Ed. Urano), en el XIII Congreso de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que se ha celebrado en Palma de Mallorca (España).
Psicóloga y terapeuta familiar sistémica especializada en psicooncología, cuidados paliativos y atención a las pérdidas y a los procesos de duelo, Cristina lleva muchos años guiando a personas y a sus familiares en el tránsito final de la vida. Ella nos da la clave de lo que NO debemos decir cuando damos el pésame a alguien.
Huye de las frases hechas como:
Lo siento mucho
Ha dejado de sufrir
Es ley de vida
Entiendo lo que sientes
Sé lo que estás pasando
Tendrás otro bebé (en el caso de pérdidas durante el embarazo o bebés muy pequeños)
Saldrás adelante
Tienes que ser fuerte (por tus hijos, por tu marido, por tu esposa…)
En general, lo que nos recomienda esta experta es evitar dar “consejos” o “indicaciones” que se puedan interpretar como que estamos diciendo a la persona cómo se debe sentir o qué puede hacer para intentar sentirse mejor. Este tipo de frases son muy comunes pero, en general, no sirven de nada, “porque en realidad no tienen en cuenta la vivencia de la persona y no respetan sus emociones. Se dicen desde afuera de la experiencia, de una forma muy fácil, pero quienes lo viven desde adentro no necesitan escuchar eso, no les ayuda”.
¿Qué podemos hacer entonces?
Aunque nuestro propósito es intentar ayudar y por eso, de forma instintiva, buscamos aportar “soluciones”, la clave para poder ayudar en realidad está en el amor y la presencia. A veces es más útil un fuerte abrazo, decir “aquí estoy” y demostrarlo, trasladando la ayuda a cosas prácticas o materiales.
Algunas cosas que puedes hacer que SI pueden ayudar a alguien que ha perdido un ser querido recientemente son:
Debe ser muy difícil para ti
No me puedo ni imaginar lo que estás pasando
Estoy aquí para lo que necesites
Tienes todo mi cariño
Si hay algo en lo que te pueda ayudar, puedes contar conmigo
No sé muy bien qué decirte, pero aquí estoy
En general, Cristina nos indica que lo que más ayuda es intentar ponerse “al lado de la persona” y no “ por delante”. Es decir, en lugar de intentar dar consejos o indicaciones, simplemente decir cosas que la hagan sentir acompañada. Incluso sólo estar a su lado, en silencio, es muy útil. Y, si la persona tiene ganas de hablar, escucharla sin juzgar ni opinar.
Otra cosa que puede ayudar en estos momentos es tomar la iniciativa. “Porque muchas veces las personas que están en duelo quizás no tengan las fuerzas para pedirla, pero tú puedes proponer, por ejemplo: ¿Qué te parece si te traigo un recipiente con comida?, ¿te parece bien que me lleve a tus hijos al parque un rato esta tarde? o ¿quieres que vayamos a dar un paseo y así te despejas un poco?”.
También podemos hacer propuestas abiertas y, sobre todo, estar preparados por si la respuesta es un “no”, aceptarlo y no insistir demasiado. Hay que tener sensibilidad para mostrar nuestra presencia pero procurando no ser muy invasivos.
Por Karla Islas Pieck
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