Un ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que provoca reacciones físicas graves cuando no existe ningún peligro real o causa aparente.
Los ataques de pánico pueden provocar mucho miedo. Cuando se presenta un ataque de pánico, puedes sentir que estás perdiendo el control, que estás teniendo un ataque cardíaco o, incluso, que vas a morir.
Suelen comenzar de forma súbita, sin advertencia. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando estás conduciendo, en un centro comercial, cuando estás profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puedes tener ataques de pánico ocasionales o con frecuencia.
Los episodios tienen muchas variantes, pero los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos. Después de que el ataque de pánico desaparece, la persona puede sentirte fatigada y exhausta. Los ataques de pánico suelen comprender alguno de estos signos o síntomas:
•Sensación de peligro o fatalidad inminente •Miedo a perder el control o a la muerte •Taquicardia y palpitaciones •Sudor •Temblores o sacudidas •Falta de aliento u opresión en la garganta •Escalofríos •Sofocos •Náuseas •Calambres abdominales •Dolor en el pecho •Dolor de cabeza •Mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos •Sensación de entumecimiento u hormigueo •Sentimientos de irrealidad o desconexión
Uno de los peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan. Ese miedo puede ser tan fuerte que puede hacerte evitar determinadas situaciones en las que podrían ocurrir.
Sí tú o alguien que conoces se ha sentido así, se requiere acudir con un profesional de Salud Mental. Te recomendamos buscar la ayuda de profesionales certificados, especializados.
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