Información general sobre el cáncer de tiroides PUNTOS IMPORTANTES
El cáncer de tiroides es una enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos de la glándula tiroidea.
Los nódulos tiroideos son comunes, pero por lo general no son cancerosos.
Hay diferentes tipos de cáncer de tiroides.
La edad, el sexo y la exposición a radiación afectan el riesgo de cáncer de tiroides.
A veces, el cáncer de tiroides medular lo causa un cambio en un gen que pasa de padres a hijos.
Los signos del cáncer de tiroides incluyen hinchazón o bulto en el cuello.
Para diagnosticar el cáncer de tiroides se utilizan pruebas que examinan la tiroides, el cuello y la sangre.
Ciertos factores afectan el pronóstico (probabilidad de recuperación) y las opciones de tratamiento.
El cáncer de tiroides es una enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en los tejidos de la glándula tiroidea.
La tiroides es una glándula ubicada en la base de la garganta, cerca de la tráquea. Tiene forma de mariposa, con un lóbulo derecho y un lóbulo izquierdo. El istmo es un trozo delgado de tejido que conecta los dos lóbulos. La tiroides sana es un poco más grande que una moneda de 25 centavos. Por lo general, la tiroides no se puede sentir a través de la piel.
La tiroides usa yodo, un mineral presente en algunos alimentos y en la sal yodada, para elaborar varias hormonas. Las hormonas tiroideas cumplen las siguientes funciones:
Controlan la frecuencia cardíaca, la temperatura del cuerpo y la rapidez con la que los alimentos se convierten en energía (metabolismo).
Controlan la cantidad de calcio en la sangre.
Los nódulos tiroideos son comunes, pero por lo general no son cancerosos.
Es posible que el médico encuentre un bulto o masa (nódulo) en la tiroides durante un examen de rutina. Un nódulo tiroideo es un bulto que se forma por la multiplicación anormal de células tiroideas en la tiroides. Los nódulos pueden ser sólidos o estar llenos de líquido.
Cuando se encuentra un nódulo tiroideo, a menudo se usa una ecografía de la tiroides y una biopsia por aspiración con aguja fina para determinar si hay signos de cáncer. También se suelen hacer análisis de sangre que miden las concentraciones de la hormona tiroidea y los anticuerpos antitiroideos (contra la tiroides) en la sangre para determinar si hay otros tipos de enfermedad tiroidea.
Por lo general, los nódulos tiroideos no causan síntomas ni necesitan tratamiento. A veces, los nódulos tiroideos se agrandan tanto que es difícil tragar o respirar; en estos casos, se hacen más pruebas y se deben tratar. Muy pocos nódulos tiroideos se diagnostican como cáncer.
Hay diferentes tipos de cáncer de tiroides.
El cáncer de tiroides se describe de una de las siguientes formas:
Cáncer de tiroides diferenciado, que incluye los tumores bien diferenciados, los tumores pobremente diferenciados y los tumores indiferenciados.
Cáncer de tiroides medular.
Los tumores bien diferenciados (cáncer de tiroides papilar y cáncer de tiroides folicular) se pueden tratar y, por lo general, se curan.
Los tumores pobremente diferenciados e indiferenciados (cáncer de tiroides anaplásico) son menos comunes. Estos tumores crecen y se diseminan rápido y la probabilidad de recuperación es más baja. Los pacientes con cáncer de tiroides anaplásico se deben hacer pruebas moleculares para detectar una mutación en el gen BRAF.
El cáncer de tiroides medular es un tumor neuroendocrino que se forma en las células C de la tiroides. Las células C producen una hormona (calcitonina) que ayuda a mantener una concentración saludable de calcio en la sangre.
La edad, el sexo y la exposición a radiación afectan el riesgo de cáncer de tiroides.
Cualquier cosa que aumenta la probabilidad de tener una enfermedad se llama factor de riesgo. La presencia de un factor de riesgo no significa que enfermará de cáncer; pero la ausencia de factores de riesgo tampoco significa que no enfermará de cáncer. Consulte con su médico si piensa que está en riesgo.
Los factores de riesgo de cáncer de tiroides son los siguientes:
Tener entre 25 y 65 años.
Ser mujer.
Haberse expuesto a radiación dirigida a la cabeza y el cuello durante la lactancia o la niñez, o haberse expuesto a lluvia radiactiva. Es posible que el cáncer aparezca rápido, incluso a los 5 años de la exposición.
Tener antecedentes de bocio (agrandamiento de la tiroides).
Tener antecedentes familiares de enfermedad tiroidea o cáncer de tiroides.
Presentar ciertas afecciones genéticas, como un carcinoma de tiroides medular familiar (CTMF), el síndrome de neoplasia endocrina múltiple de tipo 2A (NEM2A) o el síndrome de neoplasia endocrina múltiple de tipo 2B (NEM2B).
Ser de origen asiático.
Los signos del cáncer de tiroides incluyen hinchazón o bulto en el cuello.
El cáncer de tiroides tal vez no cause signos ni síntomas tempranos. A veces, el cáncer se encuentra durante un examen físico de rutina. Los signos o síntomas se suelen presentar a medida que crece el tumor. Es posible que otras afecciones causen los mismos signos o síntomas. Consulte con su médico si tiene alguno de los siguientes signos o síntomas:
Un bulto (nódulo) en el cuello.
Dificultad para respirar.
Dificultad para tragar.
Dolor al tragar.
Ronquera.
Para diagnosticar el cáncer de tiroides se utilizan pruebas que examinan la tiroides, el cuello y la sangre.
Es posible que se utilicen las siguientes pruebas y procedimientos:
Examen físico y antecedentes de salud: examen del cuerpo para revisar el estado general de salud e identificar cualquier signo de enfermedad, como masas, bultos (nódulos) o hinchazón en el cuello, la laringe y los ganglios linfáticos, así como cualquier otra cosa que parezca anormal. También se toman datos sobre los hábitos de salud, los antecedentes de enfermedades y los tratamientos anteriores.
Laringoscopia: procedimiento en el que el médico examina la laringe con un espejo o un laringoscopio. Un laringoscopio es un instrumento en forma de tubo delgado, con una luz y una lente para observar. Un tumor de tiroides puede presionar las cuerdas vocales. La laringoscopia se hace para observar si las cuerdas vocales se mueven normalmente.
Estudios de hormonas en la sangre: pruebas por las que se examina una muestra de sangre para medir las cantidades de ciertas hormonas que los órganos y tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad anormal (mayor o menor que la normal) de una sustancia suele ser signo de enfermedad en el órgano o el tejido que la elabora. A veces se examina la sangre para determinar si hay concentraciones anormales de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). La hipófisis en el encéfalo elabora la TSH. Esta hormona estimula la liberación de la hormona tiroidea y controla la rapidez con la que crecen las células foliculares de la tiroides. También es posible que se examine la sangre para determinar si hay concentraciones altas de la hormona calcitonina y anticuerpos antitiroideos.
Estudios bioquímicos de la sangre: pruebas por las que se examina una muestra de sangre para medir la cantidad de ciertas sustancias, como el calcio, que los órganos y tejidos del cuerpo liberan en la sangre. Una cantidad anormal (mayor o menor que la normal) de una sustancia puede ser un signo de enfermedad.
Ecografía: procedimiento para el que se hacen rebotar ondas de sonido de alta energía (ultrasónicas) en los tejidos u órganos internos a fin de producir ecos. Los ecos forman una imagen de los tejidos del cuerpo que se llama ecograma. La imagen se puede imprimir para observar más tarde. Este procedimiento muestra el tamaño del nódulo tiroideo y permite saber si el nódulo es sólido o es un quiste lleno de líquido. A veces, la ecografía se usa para guiar una biopsia por aspiración con aguja fina.
Tomografía computarizada (TC): procedimiento para el que se toma una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo, como el cuello, desde ángulos diferentes. Las imágenes se crean con una computadora conectada a una máquina de rayos X. Se inyecta un tinte en una vena o se ingiere a fin de que los órganos o los tejidos se destaquen de forma más clara. Este procedimiento también se llama tomografía computadorizada, tomografía axial computarizada (TAC) o exploración por TAC.
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